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Año Electoral

Año Electoral



Y como cada cuatro años, llega el año en el que los ciudadanos toman la decisión de elegir a los que nos van a robar durante la próxima candidatura.


El hecho de ser una sociedad supuestamente democrática debería aportarnos muchos beneficios, ya que la soberanía debería castigar a quien lo ha hecho mal negándoles el voto, y buscando alternativas más coherentes, o al menos evaluar objetivamente qué necesita el país. Bien, yo creo que lo primero que necesita es un cambio. Y con cambio no me refiero a cambiar de PP a PSOE. Un error muy común en las conciencias de la ciudadanía.

Parece que aquel miedo que nos han inculcado desde la muerte del Dictador a las generaciones venideras a día de hoy todavía permanece. Y no es que yo haya sido uno de esos niños de la dictadura, ni mucho menos. Nací muchos años después de que aquel régimen muriese, y no precisamente por un levantamiento del pueblo, o por una presión popular o algún tipo de conducta negativa hacia él, sino que murió de viejo, cuando llegó su hora, eso es lo triste. El problema es que estuvo cuarenta largos años en los cuales retrasó nuestra conciencia y sociedad de una forma que a día de hoy todavía no se ha superado.

Hay miedo al cambio, y eso se nota. La población española ha tenido mucho miedo a lo nuevo, y hasta me sorprende que aún hoy se sigan escuchando las frases: "con Franco se vivía mejor", "con Franco no había tanta delincuencia", y demás gilipolleces. Cuando llegó el momento de votar por primera vez después de la muerte del verdugo, la gente se decantó por una idea que ganó adeptos, y que encendió conciencias asustadas como la pólvora "partido de centro". Se supone que en el equilibrio reside la virtud. Yo no quiero ser de derechas o de izquierdas, ¡yo soy del centro! Soberana gilipollez.

El caso es que desde Adolfo Suárez, aquel franquista tan democrático, con su partido UCD ganó aquellas elecciones. La gente estaba encantada, hasta que otras fuerzas políticas comenzaron a subir más y más cuando la gente empezó a comprender que era el momento de cambiar, pero tampoco tanto. El PSOE en su habitual estrategia para ganar votos y lamerle el culo a los indecisos y a los arrepentidos del "centro" y "centro-derecha", (jamás entenederé estas cosas), en un acto de desprecio total, renunciaron pública y oficialmente al marxismo que tánto decían haber apoyado en sus años de exilio. Ya véis. Luego poco más, años de PSOE, PP. Felipe González, José María Aznar, ZP, Rajoy... tantos perros con distinto collar. Pero qué os voy a contar que no sepáis.

¿Qué tendrán todos que siempre coinciden en algo? Y es que la capacidad increible que poseen para ignorar al pueblo cuando se manifiesta contra la guerra, contra sus leyes, contra su censura o sencillamente por expresar su opinión es ilimitada. Los antidisturbios siguen sembrando el terror en las manifestaciones pacíficas, y sí, reitero pacíficas en la mayoría de los casos. Lanzando pelotas de goma y dando palos a la gente que sólo pide lo que es justo.

Pero hay otra cosa que también se les da de maravilla, y es ignorarnos en general. Una vez que has cumplido tu derecho democrático al voto y las urnas eligen al nuevo rostro para la presidencia, alcaldía o lo que toque, prepárate para no saber nada de ellos hasta dentro de cuatro años. Bueno sí, cuando les pidas alguna ayuda porque no puedes mantener a tus hijos y pasen de ti; aquellos hijos que te obligan a tener esos antiabortistas que tan provida dicen ser, y que apoyan a los que más pobreza generan entre las clases medias y bajas, y los mismos que te expulsan de tus casas con los críos porque apoyan a los bancos, los mismos bancos que te ponen buena cara al solicitar un crédito o abrirte una cuenta y que luego te apuñalan una y otra vez con los intereses.

Año electoral, toca arreglar las calles, poner parques nuevos, poner andamios y hacer rotodas, ¡muchas rotondas! Y algún que otro aeropuerto, para que pasen 4 o 5 pasajeros al año y llevarse comisión. Al salir a la calle te encuentras todo en obras, todo de pronto, esas cosillas que llevan un par de años averiadas o completamente destruidas ya se están arreglando. Luego los habituales votantes del actual Partido Popular aplaudiendo como auténticos groupies. De verdad, ¿quién engaña a estos idiotas?

Luego hay gente como Pedro Sánchez, el candidato del PSOE. Poco tengo que añadir ante semejante personaje. Un vídeo que me impactó bastante, es el siguiente, en el cual un hombre de 30 años con Síndrome de Down le hace una pregunta, y él pide un aplauso por lo bien que ha realizado la pregunta, vergonzoso.



Pero como antes comentaba sobre el miedo al cambio, ahora quería comentar sobre las dos alternativas que más han destacado los últimos meses: Podemos y Ciudadanos. Pablo Iglesias y su formación han abierto la mente de muchos votantes, y han concienciado a la gente de que hay alternativas. De una forma agresiva han ido humillando a los viejos cadáveres políticos que tanto queiren que sigamos en la Edad de Piedra. Pero una humillación con palabras y datos, de las mejores. Parece que se ha despertado conciencia en ese aspecto, cosa que han aprovechado a la perfección la otra formación minoritaria hasta hace poco: Ciudadanos.


El partido liderado por Albert Rivera, antiguo votante del PP y personaje arraigado a la derecha y camuflando sus ideologías para atraer a más calaña, como esos que se hacen llamar noeliberales. Lo curioso es que a este colectivo lo apoya el PP, y más aún, la propia señora Esperanza Aguirre les hace guiños en sus mítines. ¿Resulta curioso, verdad? Su popularidad empieza a subir como la espuma, y eso resulta bastante preocupante, teniendo en cuenta de que Ciudadanos podría considerarse un spin-off del PP.

Posiblemente muchos me criticarán por haber escrito esto, e incluso me dirán que me encanta Venezuela y Cuba. Pero es que estamos en año electoral, y me perturba mucho aquellos carteles del PP, del PSOE y de bueno... algún que otro partido de dudosa legalidad, al menos legalidad moral que tanto abundan por ahí también. Creo que muchos sabéis a quienes me refiero. En cualquier caso, creo que hay que dar una oportunidad al cambio, abrirse de mente y concienciarse de que es momento de evolucionar y echar a los llamados "Padres de la Constitución", aquella que se construyó con gente como por ejemplo Manuel Fraga. Que ahora me vengan diciendo que todos somos igual ante la ley.

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