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Wind of Change.

Wind of Change



Así se titula aquella canción del grupo Scorpions. Una canción que me ha estado perturbando durante días durante la campaña electoral. Una furgoneta con altavoces, en los que se emitía una y otra vez aquel silvido tan característico. Al principio me mostraba reacio a creer que pudiera pertenecer a esa melodía, pero un día, al cruzarme con aquel vehículo en la calle, me di cuenta de la cruda realidad. Pero no era una furgoneta electoral cualquiera; pertenecía a UPyD.


El domingo por la mañana, me levanté temprano, bastante más de lo habitual. La noche anterior no tenía desasidas fuerzas como para salir más tiempo del estrictamente necesario, y acabé la jornada de reflexión viendo el final de Eurovisión a ratos y alternándolos con un libro. Pero el día 24 de mayo de 2015 había algo distinto en la calle y en las caras de las personas que acudían alegremente a votar, o mejor dicho, a castigar a lo conocido como la "Casta" según Pablo Iglesias y su partido político Podemos.

Al llegar al colegio pude observar como la afluencia de gente que había tomado la decisión de ejercer su derecho al voto había aumentado desde la última vez. Lo cual me llenó de orgullo y satisfacción, como diría aquel asesino de elefantes. Lo cierto es que pocas cosas me revuelven tanto el estómago como la jornada electoral, puedes encontrarte mucho de todo, y cuando digo todo es todo.

Hacía mucho tiempo que no me ilusionaba unas elecciones. A decir verdad jamás lo habían hecho hasta aquel día, exceptuando la primera vez, esa siempre es especial. Pero notaba que algo podía cambiar por primera vez en mucho tiempo. Jamás he visto como la izquierda gobierna en Madrid, mi ciudad, al menos no desde que tengo uso de razón, y de eso ya hace bastantes años.

Esta campaña ha sido bastante intensa. La gente estaba tan hasta los cojones con toda la clase política, que era difícil pensar que no hubiese una revolución, por pequeña que sea. Hemos visto a gente como Esperanza Aguirre y Rita Barberá deambulando por los mercados en barrios obreros intentando arañar unos votos a la desesperada. El resultado final fue muy distinto de lo que podían esperar, o al menos eso quiero pensar, de no ser así son más imbéciles de lo que parece. La gente comenzó a abuchear a sus figuras, tanto en los hospitales, como los diferentes sitios que visitaban.


Venezuela, el terrorismo y demás cuentos chinos

Este apartado viene pretendido por aquella herramienta tan recurrida por la derecha de nuestro país. Desde personajes como Eduardo Inda (Don Pantuflo para los amigos), Francisco Marhuenda, la propia Espe, y los impresentables pseudoperiodistas de 13tv, entre otros muchos, hasta los ignorantes que creen a pies juntillas todo lo que leen en los medios del poder como los periódicos de la derecha, entre los que se encuentran: El Mundo, ABC, La Razón, etc... y los medios televisivos como el antes mencionado o la actualmente desaparecida Intereconomía y el manipulado Telemadrid. La formación Podemos, encabezado por Pablo Iglesias y todo el equipo han abierto una grieta en la conciencia colectiva de la población. El cambio es posible. Al poseer una ideología comunista, o cercana al comunismo, ha bastado a los colectivos del otro lado, la derecha o extrema derecha a comenzar sus campañas. Al pricipio se acusaba a todo integrante de la formación de terrorista, pro-independentista y todo tipo de sinsentidos. Una vez que el tema se fue suavizando, encontraron el tirón más simple: comprar a Podemos con el gobierno del sur de América. Daba igual cual. Pero se decantaron por Venezuela, por motivos obvios. Desde entonces nada ha vuelto a ser igual, el argumento de los ignorantes siempre pasa por aquel país antes de comenzar a exponer los motivos por los cuales no les gustaría un gobierno de izquierdas.

El término al cual yo he apodado Venezuelafobia, viene muy a cuento de lo que intento explicar en todo lo anterior citado. Sus armas de miedo han conseguido parar a muchas personas que lo tenían bastante claro, lo cual ha hecho emerger a ese otro partido amigo del PP llamado Ciudadanos. Es algo de lo que ya hablé, y no voy a volver a hacerlo, al menos de momento.

¿Hay algo de cambio en todo ésto? 
Lo hay, desde luego que lo hay. Si bien con argumentos absurdos la derecha española ha conseguido dañar algunas mentes en proceso de ser liberadas, Podemos ha conseguido algo que no se había visto jamás en la historia de lo que se conoce como "nueva democracia", que es un término que escuché por ahí, y viene a definir la supuesta democracia que existe actualmente, desde que el dictador Franco muriese. Muchos dirán que no ha servido de nada todo este proceso, que al final caerán y todas esas cosas. Pero aunque te guste más o menos, hay algo innegable en todo ésto, y es que, por primera vez, los y las votantes han visto con sus propios ojos la realidad, como Neo en Matrix. Y es que es posible acabar con el bipartidismo, despacito, con trabajo, pero se puede.

¿Han sido un fracaso las elecciones?
De ningún modo. Me da mucha pena que partidos como IU se hayan estrellado de esa forma, porque creo que, haciendo algunos cambios como se han producido los últimos meses, tendrían mucho que aportar, pero lo habéis hecho muy tarde. Os ha tenido que mostrar el camino un nuevo partido para que reaccionéis, y eso no me vale.

Adiós, Rosita, adiós.
Ya sabemos que los votantes de la derecha siempre votan al PP, porque lo que se observa es que el Partido Popular se ha mantenido bastante, a pesar de todo. La gente no aprende. Pero algo ha cambiado en muchas comunidades, pero en especial en Madrid y Barcelona, que son posiblemente las más importantes a nivel nacional. La gente ha hablado, ha terminado de enterrar a UPyD, lo cual no deja de ser un éxtasis para mi. Y en cuanto a la señora Aguirre, como dijo Rita: "¡Qué hostia!...¡Qué hostia!". Qué alegría.
Adiós, Espe, adiós.
Y es que es el momento de Manuela Carmena. Ahora Madrid no fue mi elección en las urnas, pero lo cual no quiere decir que esté la mar de contento con el resultado. A decir verdad, hubiese sido mi segunda opción. Y es que no es un día cualquiera, es el día en el que empiezo a creer que poco a poco se puede cambiar la conciencia de las personas. Hay mucho trabajo por hacer, pero primero hay que ganar la guerra a la derecha, y después crear unas bases en las que todos podamos crear una democracia real, participativa y justa.


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